20 de diciembre de 2012

Capítulo 8.

"El amor es ciego y los enamorados no pueden ver las mil tonterías que hacen.”


--William Shakespeare. 

Trey.

Mastica, mastica, mastica… traga. Mastica, mastica, mastica… saborea, traga. Santo Dios, ¡nunca había visto a nadie comer tan gracioso como Lizzie! Come como si cada bocado fuese el último alimento de su vida… Ni pensar que yo me quejo cuando mi madre me sirve pescado a la cena —odio el pescado—, y ella termina diciéndome “El pescado tiene vitamina 20 y 89 (realmente no tengo idea de cuáles vitaminas eran), ¡hace bien para tu cabello y energías!”

Sí, claro, mamá… ¿Quieres ver mi cabello más de cerca? ¡Está hecho una mierda! Bueno… Mi hermanita dice que no, pero ella me mira con ojos inocentes, no entiende el mundo cruel en el que vivimos…

Ok, me descubrieron, yo todavía no lo entiendo muy bien, sin embargo, eso no significa que no entienda que mi pelo está hecho… hecho… ¡Bah, ni siquiera caben palabras para describirlo! ¡Pobre de mí cabello, todo por culpa del estúpido pescado de mi madre!

Y sí, si ella me escuchara decir esto, yo ya no estaría pensando si quiera. Es más, tal vez estaría pensando, sí, pero no estaría analizando eso, más bien estaría diciéndome a mí mismo lo tonto que fui por haberle reclamado sobre el pescado y que gracias a ello, ahora estaría muerto.

¡Dios, que alguien me ayude con esta locura que me traigo! En fin, ¿en qué estaba pensando? Observo a mí alrededor y apenas localizo el cabello rojizo de Liz, me acuerdo perfectamente de lo que hablaba.

Su forma de comer. Hombre, me dan ganas de comérmela… Se ve tan jodidamente linda y… Okay, eso de comérmela no sonó muy bien, ¿a qué sí? Esto… Ja-ja… Que vergonzoso para mi mente, es que, ¡mírenla! Luce toda linda y tierna, comiendo como una ratoncita; creo que me voy a atragantar de la ternura con mi hamburguesa —la cual, desgraciadamente, estoy a punto de terminar–.

Sonrío ante lo que se me aparece de pronto. Un poco de salsa de tomate se coló en su mejilla y ahora se ve extremadamente tierna y sucia.

Estoy mal, tan gigantescamente mal…

—Liz, tienes un poco de… —hago un ademán para que sepa dónde debe limpiarse, sólo que ella no capta.

—¿Qué? ¿Dónde? —comienza a tocarse todo su rostro, buscando por una manchita roja al lado de su labio que ni siquiera ha logrado atinar.

Mis ojos ruedan inconscientemente.

—Ven acá —en un dos por tres, me acercó hacia ella sin ningún descaro y le quito con gentileza la suciedad de su linda cara con mi pulgar. En el instante en que la toco, no puedo evitar sentir la suavidad de su piel, la delicadeza que se trae solita… Se siente tan dulce. Tan perfecta. Pronto, veo sus ojos, los cuales me observan fijamente, anonadados, sin embargo, yo los ignoro, pues lo único que logro ver en ellos es su color. Un color tan bello, tan magníficamente cremoso —porque no cabe otra palabra para describirlo—, que me hace querer verla toda una vida y más, si es que se puede. Veo como su respiración se agita, se traba y, es ahí donde logro ver qué tan cerca estamos. Miro sus labios rojos, carnosos y creo que mi boca se seca inmediatamente. ¿Realmente tengo ganas de besarla? ¿A Liz, una chica que llevo conociendo 3 días? Nunca he creído en esas cosas del amor a primera vista, pero… ¿Atracción a primera vista? Oh sí, vaya que sí. Y es que, mírenla… Se ve tan apetecible… Y sé que sueno como un maldito pervertido, mas mi mente está trabajando de una forma muy distinta hoy.

¿Qué pasaría si me acerco un poco y…?

—¡Trey! —grita una voz chillona que realmente conozco. Dios, no tengo que verla para saber ni siquiera quién es. Rachel.

Yo sabía que no me equivocaba cuando la llamo parásito…

Oigo como Liz jadea casi inaudiblemente, mientras que yo quería gruñir.
Espero no haberla asustado más de lo que ya la debo haber traumado.

—Hey, Rach… —le digo cariñosamente. Puede ser un inoportunito gigantesco, pero sigo amándola —¿Qué haces aquí a esta hora?

Creo que no necesitaba una respuesta concreta, pero qué más da.

—¡A mamá se le averió el auto cerca de aquí porque se quedó sin gasolina! Ya sabes cómo es ella. Vio que el carro estaba en échele y ni le prestó atención. Pero, ¿sabes qué le dije yo? Mamá, deberíamos pasar a la gasolinera de la esquina, no cuesta nada de nada y me dijo, ¡no, si ya casi llegamos a casa! Y ¡pam! Se le descompuso… Si yo te digo Trey, casi siempre tengo la razón. Las únicas veces que no tengo la razón son cuando… —su voz hablantina se detiene cuando repara en el cuerpo de Liz, quien está al lado mío. Sus ojos se abren considerablemente y le da su sonrisa más encantadora.

Hablo en serio, es como… la sonrisa más agradable que le he visto a esta enana, ¡y eso que no la han visto sonreír a mi abuela cuando le trae regalos!

—Pero qué tenemos aquí… —cuando menos me lo espero, ya está al otro lado de la mesa, observando a Liz escrutadoramente.

Ella le devuelve la mirada más asustada que un pequeño cordero.

Cuando veo que mi hermana abre su pequeña boca, quiero taparme los oídos, porque sé que va a venir después.

—¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Cómo te llamas? ¡Yo me llamo Rachel! ¡Oye, qué lindo pelo tienes! ¿Te lo lavas todos los días o de día de por medio? ¿Y te lo secas con secadora? ¡Mi mamá no me deja secarme el cabello de esa manera, siempre dice “Te arruinara las raíces y esos rizos que tienes no se harán solos nunca más”; es como su mayor amenaza contra los productos de belleza. ¿Sabes qué es lo único que me deja usar? Obviamente no sabes, porque no te lo he dicho. ¡Pintura de uñas! ¿Ves? —al instante, le enseña sus pequeñas uñas pintadas de un celeste con stickers de estrellitas en ellas— ¿Acaso no son una lindura? Yo creo que sí. Sabes, si vas a estar cerca de Trey sería genial que vinieras a la casa, ¡yo te pintaría las uñas! ¿Te imaginas? Sería como una pijamada para ambas. Yo te pinto las uñas, mientras tú me peinas y me enseñas ese truco que usas para tener ese pelazo y mira que…

—Rach…

—…mi madre dice que yo tengo un cabello bonito, ¿a ti te lo parece? ¡Hablando de mamá! ¿Dónde se habrá metido? —se pone a pensar un poco—. ¡Oh cierto, anda comprando mi Big Mac y un buen café para que se le baje el enojo! ¡Tuviste que ver a mi mamá cuando se enfadó, chica…! Ella estaba tan…

—Rachel…

—…enfadada. Maldecía a todo el que se le cruzara y decía que todo era culpa del gobierno y el petróleo… ¿Qué rayos tiene que ver el gobierno con la gasolina, me explicas? Ella a veces…

—¡Rachel Marie Petryfork! ¡Calla de una buena vez!

Inmediatamente, mi queridísima y hablante hermana detuvo su boca de pronunciar sílabas juntas y me miró con semblante ofendido.

—¡Le estoy hablando, Trey!

—Sí, pero hasta que la aturdes… ¡Ni siquiera me has dejado presentarte, señorita! Y has sido bastante maleducada, tampoco presentándote tú misma. ¿Qué diría mamá, huh?

Ella observó a Liz avergonzada.

—Perdona…

Liz la vio anonadada pero sonrío tranquilizadoramente, para mí gusto.

—N-no te preocupes. —¡Ahí está! Sabía que estaba nerviosa.

—Bueno, Lizzie. Ella es mi hermana, Rachel. Rachel, ella es mi amiga Elizabeth. Yo le digo Liz o Lizzie.

Mi hermana le sonrío, tendiendo una mano para estrechársela.

—Es un placer conocerte. —movió sus manos juntas de arriba para abajo—. Perdona que hablara tanto, pero es que mi hermano no es de presentar muchas chicas en la casa y la última que logré conocer, era una escoria…

—Rach, esas palabras…

Me observó acusatoriamente.

—Quiero decir, una persona no muy de mi agrado —le guiñó un ojo a Liz, encantadoramente. —En fin, la cosa es que…

—Rachel, ¿qué haces allí? —preguntó una voz proveniente a mi espalda. Tragué duro. Bien, no planeaba presentar a Liz tan pronto…

—¡Mamá! ¡Mira, Trey está aquí!

Pronto, sentí la mano de mi mamá en mi hombro. Como si un balazo me hubiese tocado, me levanté más rápido que flash.

—Hola Má —le dije mientras me acercaba a darle un gran abrazo y un beso en la mejilla. Lo aceptó de buena gana, sin embargo, pronto reparó en Lizzie y me dio una mirada acusatoria. —Má, ella es Elizabeth. Lizzie, ella es mi madre.

Casi tan rápido como yo, Liz se levantó de su asiento, totalmente sonrojada.

—Ho-hola señora. Es un placer conocerla. —le dijo, tendiéndole la mano educadamente. Mi madre —como buena madre que es—, la observó de arriba hacia abajo. Su mirada escrutadora la analizo hasta en los más remotos rincones, para que al final, aceptara su mano y sonriera con cariño.

—Igualmente, Elizabeth.

Dejé huir el aire que estaba conteniendo. Esa era una buena señal.

Y tenía que cambiar de tema antes de que todo se volviera incómodo.

—Mamá, ¿cómo es eso de que se te averió el carro? ¿Cómo llegaras a casa?

—Pues, realmente no lo sé… Lo dejé en el taller, porque al parecer no era sólo la gasolina, sino algo más en el motor o no sé qué cosa rara… —se encogió de hombros. —Ya sabes que no sé mucho de esas cosas…

—Sí, vaya que lo sé.

Me observó con ceño fruncido.

—Aunque pensándolo bien… ¿Tú andas en tu carro?

Oh, mierda. Ya veía por dónde iba todo esto.

—Ajam…

Casi inmediatamente, vi como sus pestañas comenzaron a revolotear.

—Trey… la casa está cerca, ¿por qué no te vas caminando de aquí hasta allá? ¿Sí? —Rayos, está alargando el sí. Eso me mata.

Mi mirada rápidamente cayó en Liz, quien estaba enzarzada en una conversación realmente divertida con mi hermana.

—No lo sé, ma… Estoy con Liz y tengo que ir a dejarla a la casa…

—Oh vaya… —ella la vio con preocupación. —Y sí… ¿la vas a dejar caminando? No creo que la casa esté muy lejos, ¿o sí?

—Am… no, realmente no. —suspiré. La cosa es que creo que ambos estábamos machacados por el tenis. —Está bien, la dejaré caminando.

Mi madre me regaló una sonrisa gigante.

—Te amo, pequeño.

—Y yo a ti, mamá…

Y sin mucho más que decir, me dirigí hacia Liz, para decirle que tendríamos que irnos caminando, sufriendo en medio camino.

Y también para quitarle a mí hermana de encima.


Elizabeth.

Creo que nunca me habían sudado tanto las manos. Por lo menos nunca como hoy… ¡Es tan raro! En este mismo momento, no me ayuda estar saliendo del restaurante de comida rápida a solas con Trey, además de saber que nos queda un largo camino por recorrer. Caminando. Solos. Dios, no sé por qué me pongo tan nerviosa, si hemos pasado casi todo el día juntos…

Pero la cosa es que no habíamos estado extremadamente cerca todo el día. Sólo en ese momento en la mesa, cuando me quitó la mancha en mi mejilla… La forma en que se acercó, sigilosamente. Cómo me veía, sus ojos casi devorándome… Lo sentía devorándome y estaría diciendo una gran mentira si dijese que no me sentí cálida en ese momento. Me sentí querida y hasta… deseada. ¡Sí, sé que es una palabra muy fuerte! Y que realmente una chica de mi edad no debería utilizar, pero lo fue… Me sentí así. Fue tan real. Tan diferente. Fue… no lo sé, indescriptible.

Hasta me sonrojo de tan sólo pensarlo…

—Liz, ¿en qué piensas? —me pregunta de pronto, justo cuando estoy roja. Qué bien…

—Yo… um… en nada.

Él me mira con duda, pero lo deja pasar. Casi quiero suspirar de la vergüenza de la que me he salvado. Andamos los próximos minutos en silencio, hasta que pasamos por un pequeño parque… Se ve un poco tenebroso a mí parecer, ya que está realmente oscuro. Los columpios se mueven, los árboles susurran y los toboganes se ven secos y a la vez resbaladizos. Me da miedo de tan solo pasar de cerca.

Y al parecer, para Trey es todo lo contrario.

—¡Mira, Liz! ¡Vamos al parque! —antes de que pueda protestar, toma mi mano sin ningún aviso y me jala hasta los columpios, donde me sienta —sí, literalmente, me sienta— y sonríe como un niño pequeño.

—¡Pero, Trey! Este lugar está todo oscuro y… da miedo. ¡Míralo, está todo desolado! ¿Y si viene alguien y nos asalta? ¡O lo que es peor! ¡Te asalta! ¿¡O me hace algo a mí!? ¿¡O a ti!? Y si luego…

Me calló justo cuando pone un dedo en mis labios.

—No va a pasar nada, ángel. Estás conmigo, no hay nada que temer. —el tono de su voz es tan dulce, tan rasposo que creo sentir las mariposas de nuevo. ¿Qué hay con estas cosas en mi estómago? Realmente pienso que me voy a enfermar.

Como casi no puedo ver nada, no veo cuando Trey se mueve lejos de mí, pero sí siento cómo lo hace. Pronto, sus manos están en mi espalda y comienzan a columpiarme, haciéndome sentir como si estuviera volando. Se siente tan bien.

Durante unos segundos lo único que se escucha es el sonido de nuestras respiraciones y el chirrido del columpio al mecerse, hasta que Trey decide interrumpir ese silencio.

—Perdona por lo de mi hermana…

Lo veo sin entenderle del todo. ¿Por qué?

—¿Ah?

—Ya sabes, esos ataques de habladuría que le dan… Le dio contigo. Aunque eso solo significa que le caes bien —creo que se encogió de hombros—, realmente bien. Fue raro. Te vio y enseguida le gustaste. Ella está loca y a mí parecer, es un parásito.

Quise reír por su definición. Su hermana era un encanto.

—No importa. Puedo asegurarte que me cayó igual de bien…

Él me sonrío con una ternura enorme.

—Pero te hizo sentir incómoda.

—Más que todo asustada…
—Creo que mi familia tiene ese don.

Reí un poco.

—Pero son realmente parecidos… Ustedes 3. Tu hermana, tu madre y tú.

—¿Qué dices, Liz? —me empuja un poco más fuerte—. Si somos como agua y aceite.

—No, en realidad no… —Siento el viento en mi rostro— Tu hermana tiene tu misma mirada. Son iguales. Tiene esa chispa, esa energía que tú te traes contigo. Y ese guiño que hizo, te lo juro, Trey… Es igual al tuyo.

—Meh…

—Y tu madre —dije sin inmutarme —¡Tiene el mismo color de tus ojos! Y esa forma de analizar a las personas, ¡Dios, Trey, te juro que me sentí observada por ti! Es increíble… Y es tan hermosa.

—Igual que yo.

Me sonrojé casi al tiempo que lo dijo.

—Igual que tú… —susurré casi inaudiblemente. Apenas lo dije, él paro de columpiarme. Haciéndome creer que estaba teniendo un paro cardíaco ahí mismo.

—¿Por qué te detienes? —le digo, aturdida.

Un segundo después, siento su boca en mi oído y su aliento cálido en mi cuello.

—¿Qué dijiste?

Vaya suerte tengo…

—Yo… —no me podía concentrar. Su aliento no me hacía nada bien en esa parte de mi cuerpo, me hacía sentir las piernas débiles. Y su boca en mi oreja… No, para nada bien. —No recuerdo…

—Sabes lo que dijiste… —siento como sonríe—, y yo sé lo que dijiste.

—No, en serio… La verdad.

Empieza a reírse, lo que hace todavía más cosquillas.

—No te preocupes, Liz. Haré de cuenta que no escuché nada.

El problema es que sí escuchó…

Sigue meciéndome, sin embargo, deja su cuerpo en la posición de antes, teniendo su aliento en mi cuello, haciéndome sentir igual que hace unos segundos.

No puedo evitar dejar salir un poco de aire contenido. Todo esto se siente tan íntimo. Tan… conectivo. No lo sé, es raro, ni siquiera yo lo puedo explicar. El susurro de los árboles, los animales nocturnos que se escuchan alrededor. Todo en el ambiente afecta de una manera tan mundana que me asusta, pero a la vez me hace sentir mareada y feliz.

Y es que es tan raro sentirme feliz. Esa palabra exactamente: feliz. ¿Desde hace cuánto no me sentía así? ¿Hace cuánto es que disfruto de una noche, bajo la luz de la luna y las estrellas sin estar preocupada por lo que me vaya a hacer mi padre o por lo que me pase en la escuela? ¿Hace cuánto es que no estoy estresada por las cosas de la casa y demás? ¿Hace cuánto es que dejo de pensar en mamá, para pensar sólo en mí y en otra persona completamente diferente?

Fue hace tanto tiempo, que sinceramente, ya no lo puedo recordar. Tal vez cuando era niña fue así, sin preocupaciones u otros argumentos, puede que ahí me sintiera así. Pero de esos momentos en adelante… Que alguien se meta en mi mente y rebusque porque ni yo misma logro encontrar qué es lo que tanto busco…

¿Saben cómo exactamente me siento? Me siento como si fuese otra vez una niña pequeña. Sin asuntos pendientes o cosas por las que ponerse ansiosa. Así me siento. Siento que mi día comenzó como uno de los peores días de mi vida y termino siendo como el mejor de todos mis días…

Es raro que diga esto pero Trey me hace bien. Como si fuese una pastilla o algo así. Una pastilla para el dolor de mi cabeza o más bien para las defensas. Para la sonrisa, ¿existe algo así? No lo creo, pero creo que acabo de encontrarlo.

Me siento sonreír y hasta relajarme, dejando caer mi espalda en el pecho de Trey, haciendo la escena todavía más íntima —si es que se puede—, y mejor para mí. Sé que suena mundano que hable de todo esto, pero así me siento. Así es como estoy viendo todo esto. Y es tan maravilloso, que no quiero que acabe.

Todo pasa lento, todo, absolutamente todo. Los dedos de Trey en mi cabello y la manera en la que me mueve con el viento. Mi espalda sintiendo los latidos de su corazón rebotar y resonar. El aire frío que me mantiene despierta en esta linda escena. Es tan perfecto que no me lo puedo creer.

Es más, quisiera que alguien llegue y me pellizque, para saber si esto no es un sueño, sin embargo, no creo que lo sea, realmente no.

Creo que estoy a punto de dormirme, eso sí. Mis ojos se están cerrando porque ha sido un día relativamente duro y el ejercicio no ayudó mucho tampoco. Pronto siento como Trey se levanta ligeramente y me ayuda a salirme del columpio sin que me fallen los pies.

Salimos del parque y no puedo evitar voltearme para darle un último vistazo y sentir un poco de nostalgia, pues sé que un momento como este no se repetirá en toda mi juventud, pero mi consuelo es que me queda el recuerdo de que tan maravilloso fue este día

Y vaya consuelo el que me queda, ya que a los pocos segundos siento como la mano de Trey se entrelaza con la mía.

No sé si quitarla o no, se siente extraño tener mi mano junto con la de otra persona, pero a la vez se siente lindo… Esa sensación de mariposas vuelve a mi estómago y lo hace todo mejor. Se siente cálido…

Dios, se siente tan bien, ya veo porque las parejas en las películas hacen eso de agarrarse las manos a cada rato que pueden y…

¡No, no dije parejas! Porque Trey y yo no somos pareja. Nada que ver, sólo somos amigos, sí y él ha sido realmente bueno conmigo en este día porque fue un día malo al comienzo, pero bueno al terminar y todo gracias a él.

No sé qué hubiese hecho hoy sin él, realmente no lo sé, sin embargo, sí sé una cosa.

Y es que me siento como la chica más afortunada del mundo, es más, del universo entero.


10 comentarios :

  1. ¡AYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY DIOOOOOOOOOOOOOOOOOS!
    ¡TU QUIERES MATARME DE AMOR! OH.DÍOS.MÍO ¡QUE CAPÍTULO TAN TAN TAN DULCE Y BONITO! Por ahora...¡Este es mi favorito! ¡Haber cuando traes el beso! jijijijijiji ;)

    Dios Mel...¡que escenas, que gestos,que toooodo taaaaan perfecto! jajajajaja


    ¡Besazos de tu otra mitaaaaad! :)

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    1. JAJAJAJA! Awwwwwn, gracias Mel :3 Este también es uno de mis capítulos favoritos :3 Pero creo que estoy más orgullosa del 9, porque me salió bastante bien ^^

      JAJAJAJA!!! Ay Mel, vos me sacas caaada sonrisa :3

      ¡BESOS Y APAPACHOS DE TU OTRA MITAAAAAAAD!

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  2. Hola Mel Tu Historia Me Encanta
    Y El Capitulo Quedo Increíble Muy Tiernos
    Tray Y Lizzy Definitivamente Escribes Super
    Espero Con Ansias El Próximo Capitulo :)

    Bay Nena Si Puedes Pasa Por Mi Novela
    james-and-ana.blogspot.com ;)

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    1. Hola Anny ^^!! Muchísimas gracias, querida(: Me alegra MUCHO que te haya gustado mi capítulo y los veas tiernos :3 Y muchas gracias por lo de "escribes super" jajajaja :33
      ¡Ya me paso por tu blog ;)!
      Te mando besos y apapachos!
      Mel(:

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    2. Anny, viendo tu blog, me di cuenta de un comentario que salía en "Sinopsis" donde se te criticaba la trama de tu historia y lo que hiciste con tu blog por tener personajes en la columna... Lo aceptaste muy bien, pero siento que a la vez te sentiste intimidada y la verdad, no creo que debas cambiar nada. Me refiero a que, las chicas no dependen de un hombre, es verdad, pero pueden estar con un chico y autoayudarse con la ayuda del otro también. O sea, entiendo que ella te haya criticado lo de los personajes y es su opinión y todo, pero la trama si me parece un poco personal como para ser criticada. Es una buena trama, querida, y espero que ese tipo de comentarios no te bajen y te hagan seguir escribiendo todavía mejor, ¿sí?(:
      Y no tienes que sorprender a nada, ¡sorpréndete a vos misma!
      Te mando besos y apapapachos!
      Mel(:

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  3. Asjhdkjdsjshsd si son taaaaan adorables! *------* Me dan ganas de golpearlo :'D (? Es que.. Es que.. aasdfdsjhsh no puedo expresarme bien >< Son muy lindos juntos :'3
    Me cae bien Rachel :D es muy alegre y parlanchina, como su hermano xD Liz tenía razón en eso :B
    Quiero más! Más! :D
    byebye(:
    pd: Mel, una pregunta aparte, ¿de qué país eres? o:

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    1. Deeeeebo :33!! e.e ¿Golpearlo O.o!? Te juro que nunca me habían dicho que querían golpear a Trey jajajajja xD! Me han dicho varias cosas, como que quieren que les haga un hijo (O.o) pero nunca golpearlo! JAJAJA xDD! Me hiciste reír con eso :P
      Awwwwm que dicha que te gustara tanto! Y claro, Rach tiene que ser parlanchina jajajajja :33
      ¡Para navidad subiré otro :3!
      Te mando besos y apapachos!
      Mel(:
      PD: Lalala... yo soy de Costa Rrrrrrica ^^!! ¿Por qué(: ? OH! ¿Y vos? O.O

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  4. tienes un blog genial y quiero invitarte al mio y si te gusta nos podemos seguir mutuamente perlitalizardo.blogspot.com

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  5. Bueh!te he dejado dos premios en mi blog:3http://historiaspococorrientes.blogspot.com.es/2013/02/premios3.html
    A ver si me acabo de leer los capitulos,y ya te comento sobre ellos:3
    Besitos de miel^^
    Alicia

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    Respuestas
    1. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH,VALE,LO HE LEIDO ME CORRO EN 3...2...1 *¬* *EXPLOSION NUCLEAR,Y ARCOIRIS SALE POR LA BOCA DE ALICIA* mother of my god ains si es que ahljkhfjk en serio,Trey,tendrias que tener miedo de ir a un parque de noche,porque yo estaré ahi para violarte^^!!Siiii:D!!Me subiré a tu espalda,feel like a koala,y no te soltaré:´) porque soy muy guay e.e
      Ains,voy a por el siguiente,a ver si me pongo al dia*¬*
      Besitos^^
      Alicia

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Soy una chica que escribe de amor, pero nunca se ha enamorado. Esa chica que relatará sobre el dolor y tal vez no ha llegado ni a conocerlo realmente. Soy la joven que seguramente te dirá todo sobre cómo tener buena autoestima, pero le cuesta aplicarlo a sí misma. Una muchacha que contará historias que ni en su vida le han sucedido, pero, ¿sabes qué? Eso está bien, porque soy una chica que escribe y que si sabe describir todas esas cosas sin haberlas experimentado, cuando lo haga, será algo que simplemente te dejará espantado. Soy la chica de 16 años que puede ser tu vecina. Soy esa que lee y escucha música en una cafetería. Soy la chica que seguramente lees, pero nunca escuchas. Tu compañera de clase que escribe cuando puede y la única que te observa por pura curiosidad, no por criticar. Sí, soy la chica. Esa chica.

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