I don’t know
why, you’re being shy….
Into the way
that I look into your eyes…
--One Direction,
That’s What Makes you Beautiful.
Trey.
Después de una hora y media de oír a mi
profesora hablar sobre Pitágoras y Arquímedes, estoy hecho trizas. Mentalmente,
claro. Lo que me apetece es quitarme a esos tipos raros que atormentan mi
cabeza en este momento. Pase casi toda la clase enviándole notitas a Liz
diciendo más tonterías de las que debían ser permitidas. Como: “Pitágoras era
gay, eso seguro. ¿Por qué crees que los mencionan tanto juntos?
Siempre se reía cuando lo leía y tenía que
contenerse, debido a que la profesora nos veía con cara enojada… Aunque, deje
de mandarle notitas porque en algún momento de la hablada de la profesora, se
quedó embobada escuchándola. Como si fuese un cuento Edgar Allan Poe o un poema
de Neruda.
¿Quién entiende a los matemáticos? Solo entre
ellos mismos pueden hacerlo.
Entretanto, veo hacia adelante, para encontrarme
a varios de la clase susurrando y observando a Liz como si fuese un fenómeno o
algo. Empiezan a reír, haciendo gestos raros. Frunzo el ceño y espero a que se
volteen, para poder decirles que se metan el dedo por el cu… Bueno, ustedes
entienden. Lastimosamente, la fuerza no está conmigo, debido a que nunca
vuelven a ver.
Maricas, no saben ni lo que piensan.
Observo un rato más a Liz y notó que me ve de
reojo, seguramente incómoda de que la esté analizando… ¿Qué puedo decir? Me
gusta mirarla. A veces ríe cuando la profesora dice algo gracioso de los
matemáticos que seguro solo ella entiende. Tiene una linda sonrisa, blanca y
pareja… Y sus labios…Dios fue realmente generoso con ella, porque parece que
nacieron para ser besados.
¿Qué se sentiría besarla…? Tal vez, como a menta
o frambuesa… Um, me encanta la frambuesa.
Como si leyera mis pensamientos, vuelve su
rostro para enfrentarme y se sonroja completamente… Me pregunto qué cara de
pervertido estoy haciendo para que se sonrojara de esa manera. Rió un poco y
ella no aparta la mirada de la pizarra.
Después de unos minutos, me desesperó… ¿Cuánto
falta para que la campana toque? Es como… toda una eternidad. Le doy vueltas a
mi lapicero, lo abro y lo cierro, pateo el pupitre de uno de los chicos que se
burlaba de Liz… Y solo han pasado 2 minutos.
Que desgracia… Dios, ¿Por qué?
Como si mis plegarias hubiesen sido escuchadas,
la campana suena, liberándome de la tortura de esta clase tan aburrida.
Recojo mis cosas y de paso, cojo las de Liz,
quién trata de cogerlas, pero no logra alcanzarme. Ventajas de ser mucho más
alto que ella.
—Puedo llevarlas, ¿Sabes? —me dice, mientras nos
dirigimos a la puerta.
—De eso no me cabe duda, pero quiero llevarlas
yo. ¿No sabes las características de un buen caballero? —Se sonroja un poco y
aparta la mirada, temerosa.
Creo que tengo la palabra “Matón” escrita en la
frente cuando me mira de esa forma. Realmente, creo que me tiene miedo porque cree
que le haré algo como los demás, cuando lo único que quiero es protegerla. No
lo entiendo en realidad…
Espero que no se haya traumado con esos idiotas,
o algo.
Nunca he sido víctima del bulliyng, pero estoy
seguro de que debe de ser algo horrible, no es algo que se tome a la ligera, es
algo que debe de cambiar. Mi mirada se posa en Liz, que camina con la cabeza
gacha, viendo sus zapatos.
—Mi madre siempre dice, que si caminas viendo
hacia el suelo, lo único que lograrás será jorobarte. Anda, enderézate —le
digo, colocando mi mano en su espalda y dándole una pequeña palmada. Me observa
con ojos abiertos y poco a poco se va enderezando.
—Muy bien, ahora… ¿Qué te pareció la clase de
matemáticas?
Al preguntarle esto, sus ojos se iluminan como
dos luceros y sonríe.
—Muy interesante, ¿No crees que es injusto que
Pitágoras tuviese una Academia limitada? Debería ayudar a los que no son tan
inteligentes en ese aspecto…
Sonrío ante su idea y su repentina
espontaneidad. Sin duda las matemáticas la calman.
—Claro, como yo… Si Pitágoras existiera en este
momento, ya me hubiese ido a su Academia para que me enseñara algo de chino…
Liz me mira con ojos entrecerrados y menea la
cabeza.
—No deberías tener esa mentalidad, tienes que
decirte a ti mismo que puedes aprender….
—Claro… —Lo que me digo a mí mismo es que
conseguí a una sexy tutora…
Cuando llegamos a su casillero, cambia
rápidamente sus libros, como si mantenerse en un mismo lugar fuera peligroso…
Claramente, tiene un trauma total.
Voy a dejarla a su clase de Química, debido a
que yo tengo Física en esta lección y no estamos en el mismo grupo.
La beso en la mejilla para despedirme y sus
mejillas toman un color rojo, para variar, lo que me hace reírme entre dientes…
Cuando veo que entra a la clase sana y salva, me voy corriendo a la clase.
Mientras me siento en la silla, empiezo a
preguntarme si Liz tendría algo que hacer hoy.
Desde que llegué a este lugar mi vida ha tomado
un ritmo monótono. Estar en la casa, salir, volver a la casa, jugar con mi
hermana… No lo sé, es demasiado aburrido. Quiero jugar algo, por un rato aunque
sea.
Debería preguntarle… Nada pierdo si lo hago. O
tal vez debería raptarla… Aunque podría ponerse paranoica, mejor no...
Sonrío de forma pícara para mí mismo.
¿O sí?
En
el almuerzo…
Liz y yo nos sentamos en una mesa apartada de la
civilización de grupos colegiales que se hace en la cafetería. Me siento más
cómodo así, normalmente los deportistas y las “fashion” son más falsos que el
botox e irritantes como una picadura de mosquito. Con Liz todo es más natural,
aunque es una chica difícil; habla tímidamente, por lo que me hace más duro el
trabajo.
Observo mi comida de la cafetería, que en lo
personal se ve asquerosa. Hay un tipo de carne rara, con salsa encima y creo
que el arroz está demasiado tostado, sin embargo, ella se lo come como si fuese
la cosa más rica de todo el maldito universo.
Tal vez no esté tan mal, solo estoy juzgando por
las apariencias. Me encojó de hombros y pruebo un bocado de la carne
misteriosa…
Y sabe como a mierda… No, perdón, eso sería un
insulto a la mierda, la mierda sabe mejor.
¿Por qué acabo de pensar tanto en la palabra
mierda?
Vale, soy un hombre, seguro que a todos les pasa
igual.
Analizo a Liz mientras come y lo único que logró
hacer es sonreír… Come tan divertido, prácticamente adorable… Su pequeña boca
se mueve hacia arriba y hacia abajo, con pequeños mordiscos.
Parece una ratoncita comiendo su queso.
Apoyó mi cabeza en mis nudillos y la veo,
importándome muy poco si me atrapa viéndola o no.
Lo cual hace… Y se sonroja como el infierno.
—¿Por qué me ves de esa forma? —me pregunta,
avergonzada. Por propio instinto empieza a limpiarse, pensando que tiene algo
mal en ella.
Si tan solo supiera…
—¿Alguna vez te han dicho que comes de una forma
realmente encantadora? —Se pone más roja de lo que estaba, si es que se puede.
—N-no, n-n-nunca…
Que tartamudee solo la hace más linda. Se ve
malditamente adorable y ni siquiera parece darse cuenta.
—Bueno, ahora no puedes decir eso, ¿Verdad? —le
guiño un ojo y ella baja la mirada. Me parece ver que su boca se curva hacia
arriba, pero no puedo afirmar nada.
Después de comerme esa cosa rara, tomo un poco
de refresco y me animo a preguntarle lo que me ha rondado en la cabeza toda la
mañana.
—Liz, ¿Qué haces todos los días después del
colegio?
Vacila unos segundos antes de contestar.
—Voy a mi casa, hago las tareas… —Ella voltea
sus ojos hacia la ventana de la cafetería—Paso… Paso un tiempo con mi papá…
Ordeno mi casa, cosas así.
Vaya, suena fatalmente aburrido.
—¿No te dan ganas de salir a jugar tenis de vez
en cuando? —Sus ojos se iluminan.
—Cada segundo del día…
Sonrío ante su respuesta, eso era lo que
necesitaba.
—Me parece que todo es muy monótono, ¿No es así?
—Mueve su cabeza, diciendo algo como un tal vez… —¿Quieres salir después del
colegio conmigo, a unas canchas?
Sus ojos color miel se agradan como dos discos,
y se endereza repentinamente.
—¿Por qué?
—Porque quiero salir contigo, además, quiero
jugar un rato y conozco un lugar perfecto en donde podemos alquilar unas
raquetas y pasar una tarde divertida. —Me encojo de hombros—Mi vida últimamente
ha estado un poco ambigua.
—Yo… Yo… —empieza a moverse incómoda en su
asiento. Toca su pelo y lo enrolla en un dedo, de una forma que para mi punto
de vista, parece imposible de hacer —No lo sé, te-tengo que decirle a mi papá,
si no llego puntual se enojará y… y…
—¿Se enojará y…?
Me mira con temor y desvía su mirada de la mía.
—Y no quiero que lo haga, solo eso…
Vaya… Debe ser una chica que no rompe las
reglas. Aunque odio que mi mamá se enoje, la he sacado de sus casillas de vez
en cuando, nada del otro mundo.
—Te prometo que será rápido, 2 horas máximo…
Vamos, Liz.
Menea su cabeza rápidamente.
—Yo no puedo, no puedo, no…
—Te diré qué… Pasamos a tu casa en mi carro,
hablas con tu papá y si te dice que sí, te vienes a jugar ¿Qué dices?
Tarda mucho en contestar, tanto así que creo que
no me responderá del todo.
Hasta que la oigo murmurar algo…
—¿Qué dijiste?
—Dije que está bien…
Sonrío y tocan la campana. La sacó de la silla y
nos dirigimos a las puertas de la cafetería.
—Te prometo que no te arrepentirás…
Ella sonríe y vamos a nuestras clases de
español.
Cuando llegamos, todos nos ven con ojos
curiosos, algunos susurran, otros se ríen y muchos tan solo se quedan serios.
Irgo mi espalda y dejó a Liz pasar primero, ella
entra con la cabeza hasta los suelos y evita todo tipo de mirada.
Cuando se sienta en su pupitre y yo me siento en
el mío no separo mis ojos de ella. Sé que me siente, pero no me dice nada, o
hace señas.
Simplemente se queda guardada entre sus libros.
No puedo esperar para que esta clase termine,
sacaré a Liz del colegio… Haré que se aparte de todo lo malo de este lugar, le
vendrá bien, estoy seguro.
Y a mí también… ¡Oh cierto! Tengo que llamar a
mi mamá, si no le digo que no llegaré a cenar, se volverá loca.
O más de lo que ya está…
Supongo que es de genética, ¿No?
Elizabeth.
Cuando la campana suena, me siento feliz de no
tener que estar en esa clase. Siento las miradas de todos… Rachel me pasa
enviando miradas asesinas, su hermana Jamie hace lo mismo. Derek se ha pasado
molestando a Trey durante toda la lección y medio mundo me observa como
fenómeno.
Es horrible
Y además, debo confesar que quiero salir con
Trey… Aunque, estoy segura de que mi padre no me dejará ir. Es tan injusto
algunas veces, pero no puedo hacer nada, no pueden saber lo que pasa…
Cuando recojo mis cuadernos, Trey me los
arrebata de la mano, sin siquiera dejarme cargarlos por más de 5 segundos.
—Trey… —le advierto, viendo su cara de diversión
—Lizzie… —Me guiña un ojo y siento mi cara
calentarse… Normalmente nunca me sonrojó, tengo este sistema inmune que hace
que no lo haga… Pero Trey lo logra, y lo peor es que es cada 10 segundos.
Debe de notarlo, eso es seguro.
—Vamos, mientras más rápido salgamos de aquí,
mejor —yo lo sigo hasta mi casillero, donde dejo mis cosas y nos ponemos en
marcha para llegar a su coche verde.
Me divierte que siempre que Trey ve su carro, lo
analiza con orgullo, hasta noto que saca pecho; debe de sentirse muy feliz de
tenerlo… Ojalá yo pudiese conseguir uno.
Cuando me abre la puerta, me siento
terriblemente halagada, aunque me digo que no debería… Eso es algo que debe de
hacer con cada amiga que tiene, ¿No? Algo común entre amigos para él.
A veces, creo que me ilusiono demasiado con las
cosas.
Cuando Trey llega de su lado del coche, me da un
poco de tiempo para observar el perfil de su rostro.
Su nariz tiene una forma aristócrata, y desde
aquí puedo ver sus grandes ojos verdes brillar con la intensidad del sol.
Parece como si no perteneciera a este planeta, es demasiado perfecto como para
ser de este lugar.
Cuando voltea a mirarme, quito mis ojos de él
rápidamente y los dirijo a la ventana, haciéndome la despistada…
Creo que Trey nota mi miedo… No miedo a él,
miedo a los hombres en sí.
Puede que mi padre no me haya criado del todo
bien, pero si hay alguna cosa que me dejó grabada es que… “Los hombres solo
buscan hacerme daño, eso y nada más”
Una vez, leí en un artículo que el peor dolor
que puede causar un chico a la mujer es el de romper su corazón… Recuerdo haber
entrado en pánico, pensando que mi padre podría quitarme mi corazón y de alguna
forma romperlo. Tenía 7 años, por lo que no entendía bien, pero cuando logré
analizarlo sentí un horror terrible.
Era cierto, si mi padre logra hacerme un daño fatal
con sus palabras y golpes, ¿Qué haría un chico que posee lo más importante de
una persona…?
Su corazón.
Me he cuidado de no enamorarme nunca en mi corta
vida… En realidad, no es como si tuviese muchas opciones y pienso seguir así,
no me quiero arriesgar.
No lo haré, lo prefiero así.
Me doy cuenta de que Trey me ha estado hablando
por la manera en que está esperando una respuesta.
—¿Qué, disculpa? —le preguntó, avergonzada.
—Te decía que si quieres que te siga dejando en
la esquina por tu casa o en frente de ella… —Me sonríe cálidamente y le
devuelvo la sonrisa.
—No, gracias. Déjame donde siempre… —Sonó tan
íntimo, que me vuelvo a sonrojar… Es demasiado.
—Hecho.
Me sorprendo de haber llegado tan rápido, debí
de haberme sumido tanto en mis propios pensamientos, que ni cuenta me di de que
no hablaba…
Cuando bajo del coche y entró por la puerta de
madera que se está rompiendo, sé que mi papá no está.
Las botellas de cerveza aún no están tiradas y
el sofá que tiene como lugar favorito está vacío.
Puede que esto sea una señal… Tal vez, esto
signifique que puedo ir sin ningún problema… Meneo la cabeza, regañándome a mí
misma por pensar algo tan estúpido. Obviamente obtendré problemas de esto, pero
si le escribo una nota, puede que no se enfade tanto. Rezó a Dios para que me
ayude en esto y tomo un pedazo de papel viejo, anotándole a mi padre que vendré
más tarde…
Papá,
salí a jugar un rato por hoy, espero no te de problemas mi salida. Prometo que
para cuando vuelva, arreglare todo.
Te
quiere,
Elizabeth.
Pegó la nota en su sillón, para que cuando se
siente lo lea, —claro está, si puede leer todo bien… No vaya a ser que esté
borracho y ni lo entienda.
Con la mayor decisión del mundo, me dirijo a la
puerta, estando feliz de poder salir una vez aunque sea en la tarde…
Cuando ya estoy a punto de salir del todo,
recuerdo que Trey dijo que saldríamos a jugar, por lo que debo llevar mi
raqueta… No vaya a ser que la alquilé por mí y conociéndolo, lo haría…
Subo rápidamente a mi cuarto, la tomo del
estante y vuelvo a bajar las escaleras. Corro por la calle hasta llegar a la
otra esquina.
Me montó al carro de Trey y le sonrío.
—Vamos…
—Como usted diga, mi lady… —Me río un poco por
la forma en la que me llamó y él arranca el carro con una gran sonrisa.
A los 3 segundos de estar manejando, me pongo
nerviosa… Y ¿Qué pasa si mi padre llega y no me encuentra? ¿Entrará en pánico?
¿Hará un desastre con la casa? Le deje una nota, debería calmarse con eso…
Pero, ¿Y si no lo hace? Oh Dios.
Tengo el impulso de decirle a Trey que pare, que
me tengo que ir, que le he mentido y que mi padre no se encontraba en mi casa,
pero no puedo
La sola idea de jugar una tarde completa, solo
para mí, es demasiado tentadora.
Aunque podría tratar de…
—¿Tienes hermanos, Liz? —me pregunta Trey de la
nada. Niego con la cabeza.
—Mis padres no tuvieron el tiempo suficiente
para… —No puedo decir las palabras, tan solo no pueden salir de mi boca.
—Claro…
—¿Y tú?
—¿Yo? —Se apunta a sí mismo con un dedo—. Tengo
una hermana menor, llamada Rachel. Deberías conocerla, es un bomboncito, igual
que su hermano.
Sonrío.
—¿Rachel, eh? Ese nombre no me gusta demasiado
que digamos…
Él me mira aturdido por mi confusión y espero a
que entienda el por qué. Pronto veo que sus ojos se iluminan, entendiendo mi
indirecta.
—¡Maldita sea! ¡La perra rubia se llama Rachel! Que
mierda… —Inmediatamente se lleva la mano al bolsillo y saca su celular.
—¿Qué estás haciendo?
—Llamando a mi mamá para que le cambie el nombre
a mi hermana… ¿Qué te parece, Elizabeth? —No puedo evitarlo y suelto una gran
carcajada. Es exageradamente tonto, pero me hace reír.
Cuando no puedo parar de hacerlo, él se ríe
conmigo y llenamos el carro con nuestras risas.
Me detengo un poco y puedo apreciar un poco del
sonido de la suya. Es grave y melodiosa, como una canción… Suena tan bien.
Finalmente nos dejamos de reír del todo y él
dobla en una esquina, conduciéndonos a un pequeño edificio azul con grandes
ventanales decorados.
Cuando aparca en el estacionamiento, veo
maravillada este pequeño sitio. Aunque parezca pequeño por fuera, sé que dentro
es más grande. Por el perímetro que acabo de calcular, estoy segura de ello.
Trey sale rápidamente del carro para abrir mi
puerta… Amo ese gesto, simplemente es así.
—¿Sabes que podemos alquilar una raqueta acá,
no?
—Sí, pero no quiero gastar dinero…
Me ve con cara dolorida, como si la sola idea de
que yo pagué le sea dolorosa. Que tonto…
Empiezo a observar el cielo azul como el océano…
Es tan hermoso. ¿Qué sería visitar el universo? ¿Ver, oler, sentir el aire sin
oxígeno? ¿Tener un meteorito en tus manos? Debe de ser impresionante.
Salgo de mis ensueños cuando él me hace señas
para que le siga. Lo hago y entramos en una pequeña recepción, hecha de pura
piedra y cerámica. Hay varias puertas en el lugar, me imagino que las oficinas
y dentro, una pequeña tienda para los jugadores.
Trey se dirige a la tienda, así que yo lo hago
también.
Una señora alta, delgada y de ojos
impresionantemente azules nos atiende… Primero mostró aburrimiento al verme,
pero cuando lo observo a él, todas sus hormonas se dispararon y empezó a
sonreír muchísimo.
—¡Hola, hola! ¿Cómo estás? ¡Mi nombre es Andrea
y será un gusto atenderte! ¿Qué deseas, guapo? ¿Clases aquí? ¿Quieres aprender?
Soy toda oídos…
La veo aturdida por el montón de información que
acaba de decir en una oración. Parece que Trey piensa lo mismo.
—Andrea, hola… Es un placer conocerte. En
realidad venía a alquilar una cancha para mi amiga y yo —Me toma por la cintura
y me coloca a su lado—, nos harías un maravilloso favor si nos consiguieras una
para esta hora. ¡Oh y una raqueta por favor!
La cara de Andrea se torna sombría y me analiza
con desprecio.
—Claro —le dice, con una falsa sonrisa—En
segundos te digo, dime ¿A las 4:00 te queda bien?
Él me mira, pidiéndome mi opinión. Suponiendo
que son como las 3:50 asiento.
—Perfecto, esa hora estará bien… —Ella se dirige
hasta una oficina, pregunta algo rápidamente y vuelve.
—La cancha 6 está disponible, y la raqueta lo
puedes conseguir acá… —Revolotea sus pestañas hacia él y pregunta—: ¿Qué
tamaño?
—Grande, por favor…
Ella mueve sus ojos atrevidamente y le trae una
gran raqueta.
—Con que grande, ¿Eh?
Trey le da una sonrisa forzada y acepta la
raqueta.
—Es muy amable, muchas gracias. Nos vemos
—Rápidamente me jala hasta la salida y nos dirigimos rumbo a las canchas…
El camino es de piedra y lo disfruto al máximo.
De vez en cuando, doy saltitos en ellas, otras me tropiezo y me rió porque
estoy feliz. Feliz de que podré jugar fuera de horario, aunque eso signifique
que las consecuencias sean realmente horribles.
—Hoy es mi revancha, Liz. Te destrozaré mientras
puedas… —Cuando observo a Trey, sus ojos tienen esa llama de desafío y
picardía.
Siento como la adrenalina corre por mi cuerpo y
alzo una ceja.
—Me aseguraré de hacer lo mismo…
Frunce el ceño y ve hacia delante.
Se queda callado unos segundos, hasta que…
—¡Carrera a la cancha! —y empieza a correr como
niño pequeño. No logró captar lo que dijo hasta segundos después, que es cuando
empiezo a correr tras él. Pongo mi máxima velocidad y cuando estoy a punto de
alcanzarlo, dobla en unas piedras y llegamos a la cancha.
Rayos, me ganó.
— ¡Hiciste trampa! —le digo entre jadeos cuando
llegamos.
—No… Eso se llama, anunciar las cosas con
anticipación Y estilo…
Le miro de forma fingidamente enojada y suspiro.
—Iba a ser buena contigo, pero ahora que hiciste
eso… No me queda más que limpiar el suelo con tus restos…
—No hables sin haber empezado, preciosa —me toca
la mejilla en un gesto de desafío y ardo en calor por su toque y cumplido.
¿Por qué siempre tiene que ser tan… directo?
PD: Subí este capítulo con un día de diferencia solo por ustedes, chicas ¬¬ (ya saben a quienes les hablo), pero por eso tendrán que esperar más por el 7 xD!
No me ha gustado nada esa posdata... ¿tengo que esperar más por el capítulo 7? ¡Jolines! :)
ResponderEliminarBueno, bueno... que decir de este capítulo... ¡me ha encantado! (como todos los demás jejejejeje) En serio, me encanta como escribes y como realizas las descripciones y las comparaciones ¡me fascinan! :)
Trey... ay Trey...¡si es que cada día me gusta más! :DDDD
Un besazo, de tu otraaaa mitaaaad.
PD: ¡Espero pronto el próximo capítulo! (Lo más pronto posible :DDD)
JAJAJA! Esperaran ^^!!
EliminarPues me alegra mucho que te haya gustado y que te guste mi forma de escribir :$ Me halagas muchísimo x3
Jajajajajaja xD!!! Trey es más mío que de nadie :P
¡Te mando besos y apapachos de tu otra mitad!!
¿Más? ¿Cómo que más tiempo? La semana que viene otro como siempre ¬¬
ResponderEliminarBueno, gracias por subir antes. Viene realmente bien alejarse de todos esos problemas y leer.
Empezaré por una pequeña corrección, he visto que a menudo utilizas mucho los puntos suspensivos (...) o muy seguidos, trata de reducirlos un poco.
Respecto al capítulo, muy divertido. Ay, no quiero pensar en lo que le pasará a Lizzie, porque creo que no será nada bueno, pero por otra parte quiero ver que tal pasan la tarde *___* Ojalá y supiera jugar mejor al tenis, solo sé sacar xD Y ya que estamos para pedir deseos, ojalá y conociera a alguien como Trey, o que se pareciera un poco. Un poco lejos de la realidad, lo sé.
Jopé, me has dejado con ganas de más. No sé que era peor xD
Ya nos leeremos.
Saludos.
No, esperaran xD
EliminarPues fue un gusto Darky, es un gusto que te puedas relajar con mi historia(:
Con lo de los puntos suspensivos, ¡gracias por la correción! Pero no te preocupes, eso ya se corrigió en los otros capítulos, conforme se avanza(:
Lalala... no te diré si le pasa algo a Lizzie o no xD! Pues bueno, la tarde tendrá que esperaaaaar.... lalalala... Jajajaja pide deseos, pide :3 Tal vez se cumplen ^^!!
¡QUE BIEN! Eso es bueno (para mí xD)
Te mando besos y apapachos!
Mel(:
ALAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA,SI YA LO SABIA YO,QUE TU ME ODIABAS¬¬ PUES NO PIENSO DECIR NADA QUE NO HAYA DICHO Y VIOLADO e.e
ResponderEliminarBesitos de miel^^
Alicia
Jajajaja osea me pasó lo mismo!!! britney se escucha rara, pero me ha gustado al final! jajaja gracias por tus palabras Mel!!! :D me alegraste el día, es más ya no hay nues negras ni lluvia.
ResponderEliminarSolo solo, pajaritos y arcoiris jajajaja besos